La subida de la luz, un cable pelado para el futuro de Sánchez
La vida de España va de islas. De la explosiva La Palma a la eruptiva Cerdeña y el magmático Puigdemont. Ahora, Galán es otra isla dentro del tejido empresarial patrio, al frente de una volcánica Iberdrola que puede cubrir de lava reputacional a Sánchez a cuenta de la subida de la luz

La política energética del Gobierno es un vórtice que, lejos de actuar aislada, arrastra consigo cuanto la rodea. Economía, Industria, Exteriores, Transición Ecológica y Justicia son, por lo bajo, los ministerios afectados por el descontrol en el precio de la luz y la legítima defensa ... de los afectados. El Gobierno se malacostumbró a obrar por decreto durante la pandemia y ahora, como todo el monte es orégano, quiere continuar así con el sector energético, al que la última acción del Consejo de Ministros le está costando decenas de miles de millones de euros a la empresa privada y la incalculable pérdida de confianza en los mercados.
Un Ibex 35, más acostumbrado a aplaudir que a contestar y a escuchar que a hablar, ha enviado mensajes equívocos a los paladines monclovitas, donde han llegado a pensar que la anestesia es total y que ni sienten ni padecen. Y nada más lejos de la realidad. A saber, Ignacio Galán –presidente de Iberdrola– ha vuelto a hacer bueno eso de que para cada villano hay un héroe y ha salido del espacio de confort de los actos propagandísticos del ‘España puede’ para enseñarle los dientes al presidente Sánchez, y proclamar a los cuatro vientos que el Ejecutivo va cuajando un modelo de país fallido, al menos para hacer negocios.
Ignora Sánchez, y puede que el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y su jefe de gabinete, Óscar Lopez, también, que Galán ya derribó a gigantes como los hermanos Nadal, a los que demostró que más sabe el diablo por viejo que por diablo, y que Iberdrola no es lo que ha llegado a ser de la mano del empresario salmantino por casualidad. El presidente de Iberdrola se convirtió en el matagigantes del Gobierno del PP y ahora puede repitir jugada con el Gabinete social-comunista. Galán no se ha quedado quieto como algunos esperaban, pasmado como un conejo por las luces de una batería intervencionista que decide a las bravas qué es ganar mucho o poco dinero, que fija el límite del bien empresarial y establece la cita para los beneficios. Galán ha espoleado a Iberdrola, y camino va de extenderlo a todas las empresas, grandes y pequeñas, y a los particulares, desmontando las trolas –sí, sí, tal cual– de Teresa Ribera, de Nadia Calviño, de Reyes Maroto, de José Manuel Albares y, claro está, de Sánchez. Sí, de Albares también, porque ahora ya saben fuera de España con quien se juegan los cuartos los grandes fondos internacionales. Una reunión de Galán con el presidente mundial de BlackRock vale más que toda una temporada de consejos de ministros y media docena de actos trompeteros de Sánchez y Zapatero, para repetir que España juega en la ‘Champions’ de casi todo. Pues... el presidente Biden seguro que se hace cruces pensando que las empresas españolas están más seguras en su país que en el propio, por acción y efecto del esbelto caminante que tanto empeño ponía en hacerse la foto a su lado
El caso, decía, es que la música de Galán suena bien. Luego habrá que revisar a fondo la letra. Iberdrola, lejos de callarse, agachar la cabeza y batir palmas, ha contactado con particulares para explicarle el porqué de la subida de la luz. Y en paralelo se ha dirigido al tejido empresarial para hacerle partícipe del problema y refrescarle la memoria de quién es el causante de que la factura de la luz esté por las nubes, terreno favorito de Sánchez y su Falcon.
¡Que le pregunten a los analistas e inversores qué opinan de la inseguridad jurídica en España!, donde igual se interviene el mercado del alquiler que los beneficios de una gran compañía eléctrica. Las alarmas han saltado en Bruselas y en Estados Unidos, donde ya no cuela el discurso de plexiglás del presidenteSánchez y donde los latigazos de Galán retumban como la trompeta del tercer ángel del Apocalipsis mientras las aguas se vuelven amargas. Sánchez se debe de pensar que tiene enfrente a otro de la ‘beatiful people’, a otro espécimen de ese clan que le sigue la corriente y que acostumbra a tener la lengua muy larga y cortas entendederas. Galán no es de plastilina y, como el Johnny de Dalton Trumbo, ha cogido su fusil para poner en negro sobre blanco una historia aterradora sobre la que el resto del empresariado está dispuesto a escribir un ‘silencio de los corderos’. Imaginaban Ribera, Calviño, Bolaños y demás patulea que una compañía puede cruzarse de brazos ante sus accionistas e inversores cuando peligra la cuenta de resultados, cuando se cambian las reglas del juego y el juego mismo sobre la marcha. Todo eso debían de pensar junto con la frivolidad de un Gobierno, para muchos ya de chichinabo, que se ha encontrado con la horma de su zapato dentro y fuera de las que, todavía y aunque le pese a algunos, son nuestras fronteras.
Y todo esto en una semana en la que la vida de España va de islas. De la explosiva La Palma a la eruptiva Cerdeña y el magmático Puigdemont... y el propio Galán, que va camino de convertirse en otra isla dentro del tejido empresarial patrio, al frente de una volcánica Iberdrola que puede cubrir de lava reputacional a Sánchez a cuenta de la subida de la luz. La táctica es chispeante. Veremos la estrategia, porque llamar a rebato a particulares y empresas contra Moncloa no es tarea fácil.
¡Ah! y no olviden la segunda derivada de la intervención del Gobierno en la energía, pues al tirar el valor de la acción y las expectativas de futuro sobre los beneficios y dividendos, varió de manera sobrevenida la opa de IFM sobre Naturgy. En un escenario de incertidumbre y con la capota bursátil castigada es mucho más fácil que salga bien la jugada de los australianos. Pero por la mínima. De momento, ha obligado a La Caixa a reforzarse en la gasista para estrechar el margen de actuación del comprador foráneo. Y es que a nuestros empresarios la pérdida de españolidad les duele. No como a otros presidente.
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